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Tiempo de Manifestar

Ladrón de billeteras

Vengo pensando que en cualquier instante podría ser otro . Dadas las cosas , el vértigo y la rapaz captura de los proyectos , tengo la rara idea de que mañana podría ser un día trágico . Dadas las cosas , tengo una rara idea de lo complejo que resulta construir algo perecedero .


En la interface , un chico lanza extrae la billetera de mi bolsillo trasero . Al constatar el poco efectivo , toma la foto de mi novia – me entrega la billetera – y se larga . Pienso seguirlo , pero no . Aquellos niños que me sacan la billetera de imprevisto – y luego corren – están marcados por otros . Otros que no hacen posible lo que es urgente y necesario .


Al día siguiente me encuentro con Cristóbal , y me cuenta que prefirió la foto pues ella es como la mujer del comercial de televisión . Caminamos , y me pide un cigarro . Caminamos , y me entero que Cristóbal está ahí . Que existe , que es real . Me cuenta que su novia se llama Margorie . Él también tiene su novia . La quiere sólo un poco menos que a su madre . Quieren estar juntos . Luego vendrían los hijos . ¡ Jura que nunca les faltará ! Quiso un helado , y fuimos por el . A pasos de la heladería me tomó del brazo y me indicó : ¡ que el helado no signifique nada . De lo contrario , no volverás a ver a tu chica ! Cuando terminó de decir esto , corrió sobre el estanque de la frambuesa y lo pidió doble . No recuerdo haber sido feliz . Ahora , lo era un poco .


Sentí la curiosidad de saber por la mujer del comercial . Cristóbal me relató que en un periodo correspondiente a una campaña , esa hermosa mujer abría un refrigerador . Allí , estaba todo lo necesario para unas onces perfecta . Se enamoró de ella y me contó que tenía los ojos de su madre . Pronto vino lo que tenía que venir . El sueño de las onces no fue posible , y la calle estaba a un paso .


Hemos mencionado antes que la responsabilidad es de todos . Pero mucho más de unos que de otros . Lo principal es , que sea cuando sea , deberemos responder por nuestras negligencias y perezas . De nuestras omisiones , y del violento axioma que indica … que vamos por buen camino .


Cuando me despedí de Cristóbal éste no me devolvió a mi chica en la foto . Pensé que no era justo pedírsela . Los ojos de mi novia los tenía a mano . Él los necesitaba más que yo . Lo vi alejarse . Antes de perderlo del todo , roto su cabeza e hizo un gesto obsceno con su dedo . Me hizo saber que crecería , que había estado con un ser importante y peligroso .


Volví al barrio , con una amarga sensación de vacío . Pudo también haber sido miedo . Esto , pensando en que con el transcurso del tiempo , el ladrón de billeteras y sus amigos , pudieran ingresar , exterminar y azolar a todo Palacio ; con sus técnicos incorporados en la escena . Y todo , por una dulce velada de onces .

Alvaro L. Martínez Binimelis


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